Nota de dirección

Desde una perspectiva general, que englobe el conjunto de la pieza en su totalidad, me gustaría experimentar con la combinación de distintas posibilidades narrativas dentro de una misma narración. Es decir, contar una historia -la que cuenta el texto- saltando de una manera de contarla, o código, a otro totalmente diferente, sin que por ello se noten saltos en la narración. Dentro de la escena encontramos diferentes herramientas a la hora de elegir la manera de narrar una historia, y solemos elegir alguna de esas vías y usarla durante toda la pieza, configurando así el tono, el código de la misma. Me interesa más que encontrar el tono general de la obra, encontrar la lógica y la organicidad dentro de la misma para ir combinando diferentes posibilidades narrativas, sin casarnos con ninguna, sino eligiendo una u otra dependiendo el momento. Poniendo el foco sobre todo en el trabajo actoral y en la manera escénica más efectiva – con los elementos de los que disponemos- de comunicar lo que el texto está intentando transmitir en cada momento. Para ello es crucial la intervención de los intérpretes, que además de actores se convierten en manipuladores, en performers. En ese sentido el trabajo con el texto, con el cuerpo, con los objetos, con la cámara, con el sonido, con el espacio, con la luz, serán posibilidades narrativas combinables, con el objetivo de crear una narración dinámica y atractiva.

En un plano más particular, mi intención es enfocar el trabajo en la interpretación actoral, con el objetivo de romper las fronteras establecidas convencionalmente en el teatro. Es decir, los actores interpretarán un papel, sí, pero además también manipularán objetos, manipularán el espacio, crearán espacios sonoros, etc. Sin por ello dejar de viajar en ningún momento.

Me interesa además todo lo que podamos encontrar durante el proceso en la relación cuerpo/texto de una manera no directa. Es decir, me gustaría trabajar materiales físicos con entidad propia que lleven a los actores a determinados estados y luego combinarlos con materiales textuales que hablen quizás de estados diferentes. En ese sentido me gustaría que hubieran dos vías de trabajo diferenciadas pero paralelas en los intérpretes, la textual y la física. Y que finalmente esto también se perciba desde el espectador, dos fuentes expresivas que nos hablan de los personajes de manera indirecta, sin que ellos nos lo digan, y que nunca van parejas, lo que dicen y lo que hacen; qué dicen y cómo se mueven. La dicotomía acción-palabra, creo que en una situación extrema como la que plantea el texto, es una importante fuente de búsqueda, materializada en la tensión entre dos puntos que se alejan cada vez más, el cuerpo y la mente, ante el intento de aceptación de un hecho tan brutal e incomprensible como es un asesinato.

El espacio y la luz son capas narrativas que no pueden estar meramente al servicio del texto, sino más bien de la comunicación de ciertos estados anímicos. Para ello poder disponer de plásticos, con los que crear un espacio velado del que apenas vemos las sombras, pero en el que sí oímos lo que pasa de manera amplificada – la supuesta habitación donde se lleva a cabo el descuartizamiento- será la base en la creación conceptual de nuestro espacio escénico. Unos plásticos que además nos servirán de pantalla de proyección, pues la intención es también trabajar con la cámara, como vehículo íntimo de expresión de los actores, que en total intimidad y a modo de confesión podrán dirigirse a ella cuando la situación lo requiera, creando otra vía o capa de comunicación con el público, una vía privada, algo así como un diario audiovisual.

Existe también la propuesta escénica de un espacio realmente pequeño en el que los intérpretes se encuentren como animales enjaulados. Para todos estos juegos escénicos y algunos más que queremos investigar, contamos con la colaboración de Kike Blanco en la creación del espacio escénico.

El uso de microfonía para amplificar ciertas acciones, textos o estados emocionales, es un trabajo que queremos desarrollar con el fin de crear un espacio sonoro para la escena desde dentro de la propia escena. Intentaremos no añadir estímulos sonoros externos que nos alejen de lo que está pasando, sino que el sonido sea un elemento dramático más, un personaje más, una carta que los personajes puedan usar en sus diferentes viajes dependiendo sus necesidades. Sería por decirlo de una manera gráfica, como crear la banda sonora de tu pesadilla con tus propios gritos.

Pablo Molinero.